Insensibilidad congénita al dolor - Tu Blog de salud y medicina

El dolor, una expresión y sentimiento que se apodera de nuestro cuerpo cuando un agente externo a nosotros nos lastima o hiere. Se trata de una experiencia que es subjetiva, pues, dependiendo de la persona el nivel de dolor varía y también el concepto del mismo. Hoy hablaremos de la insensibilidad congénita al dolor y todo lo relacionado a esta enfermedad.

insensibilidad congénita

¿Te imaginas no sentir ningún tipo de dolor? Seguramente consideras este hecho grandioso, sin embargo, existe un sinfín de factores negativos ante esta enfermedad. Te invitamos a que en las siguientes líneas puedas leer junto con nosotros todo lo que a esto hace referencia, suma conocimientos y así podrás estar atento ante cualquier eventualidad.

Ten presente que la salud es primordial para desempeñarte correctamente, llevar a cabo las tareas de tu trabajo, hacer las actividades que más te agradan. Todo eso lo podrás lograr siempre y cuando goces de buena salud para cumplirlo, así que cuidarte debe ser una de las primeras cosas en tu lista. ¡Amarte es protegerte!

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¿Qué es la insensibilidad congénita al dolor?

La insensibilidad congénita al dolor es un raro trastorno congénito que consiste en la imposibilidad de percibir el dolor físico, es congénita porque se presenta desde el nacimiento. Tiene una carga hereditaria y, en otros casos, se presenta como una mutación en un determinado gen que trae consigo otro tipo de sintomatología.

Esta enfermedad pertenece a un gran grupo de afecciones que se denominan neuropatías sensitivas, su correspondencia es hereditaria y el porcentaje de personas a las cuales se les ha diagnosticado es muy breve, podría denominarse también como una afección “rara” y poco conocida.

¿Insensibilidad? Sí, así comienza el nombre de esta tan extraña condición y es que si buscamos el concepto de la misma nos damos cuenta de que la palabra hace referencia a la incapacidad, impedimento que posee un individuo para percibir algo, en este caso, dolor.

Características de esta condición

Seguramente una de las dudas que más hace meya en tu mente es: ¿cómo saber si sufro de esta enfermedad? La respuesta es muy sencilla, si eres capaz de sentir dolor ante un estímulo pues, no te preocupes, no eres insensible al dolor y aunque parezca algo que pudiera ser de ayuda realmente no es así.

No percibir dolor implica estar en riesgo durante toda tu vida. El dolor es una reacción física, una respuesta ante eventos desafortunados. Cuando hablamos del área emocional, tener dolor es estar alerta, es conocer los límites y el entorno que puede causarnos daño, por eso es relevante poder percibirlo y actuar en consecuencia. Algunas de las características de la insensibilidad congénita al dolor son:

  • Presentar hematomas en la piel y no saber el día y el suceso por el cual fueron provocados.
  • Tener huesos rotos y no percatarse al momento.
  • Estar enfermo de gravedad, alguna condición física interna y desconocerlo.
  • Sangrar y no saber de qué órgano específico viene el líquido.
  • Heridas frecuentes.
  • Pérdida completa del sentido del olfato (pocos casos).
  • Dedos y manos con heridas.
  • Poca producción de lágrimas (solo en ciertos casos).
  • Predisposición a infecciones (en ciertos casos).
  • Retraso intelectual leve o moderado (pocos casos).

Como se puede observar, hay pocos casos en los que esta afección tiene influencia en otros órganos y hace que los mismos pierdan sus capacidades. Esto se debe al tipo de mutación que sufre el gen al momento de la concepción y desarrollo del embrión.

Diagnóstico

Un abordaje a tiempo va a evitar lesiones futuras. El diagnóstico de esta condición tan delicada debe hacerse llevando a cabo una serie de pasos previos, de esta forma se va a conocer la historia clínica del individuo y se podrá dar con el paradero de su enfermedad. Para estar seguro que se sufre de insensibilidad congénita al dolor se debe:

  • Estudiar con detenimiento cada una de las heridas que el paciente ha tenido.
  • Revisar la historia médica desde el nacimiento.
  • Hacer un chequeo exhaustivo de cada órgano del cuerpo para verificar que todo esté correcto.
  • Hacer exámenes de reflejos, estudios genéticos y conocer un poco de la salud familiar.
  • Realizar exámenes de sangre, tomografías, rayos X y otros estudios para verificar que internamente el paciente se encuentra saludable.

Además de todo esto, una vez que la condición es diagnosticada el sujeto debe permanecer en constante chequeo médico para así evitar cualquier daño que pueda venir. Los especialistas más indicados podrían ser un internista y un médico general que indique las áreas a las cuales debe asistir con mayor frecuencia.

Tratamiento

Ciertamente no existe una lista de fármacos que puedan devolver la sensación de dolor al cuerpo, esta afección es muy delicada porque no hay manera de revertirla, simplemente se tiene que aprender a vivir con ella. Muchas personas consideran la medicina natural para activar el sistema y otras teorías que hoy en día no tienen base médica para atacar la condición.

El tratamiento frente a la insensibilidad congénita al dolor va acompañado, primeramente, de una aceptación hacia la enfermedad. Cuando el paciente esté consciente de su condición, la entienda y quiera continuar trabajando en pro de su salud, entonces es el momento adecuado para proceder a un seguimiento efectivo.

Las tareas que deben realizarse son muy simples y consisten en constantes revisiones médicas para, así, estar en la certeza de que el organismo no ha sido herido. El cuidado en casa debe ser lo segundo en la lista, evitar los espacios peligrosos y objetos punzantes o dañinos es primordial para cumplir este propósito.

Los niños deben seguir yendo a su pediatra y, adicional, pueden tener un control oftalmológico, odontológico y otras áreas adyacentes para procurar cuidar las partes del cuerpo que aún se desarrollan.

Las personas mayores, por su parte, requieren del doble de atención pues el cuerpo ya va descendiendo en sus funciones. Es importante que la alimentación vaya en pro de subir las defensas y que los huesos estén monitoreados todo el tiempo. El tratamiento de los adultos va enfocado hacia ambas partes, revisión médica y un cuidado especial en la rutina.

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