Cuidado del cuello, el gran olvidado

No olvide que un cuello estilizado y bonito es sinónimo de belleza, de elegancia. Por eso, además de limpiar, exfoliar e hidratar, es impredecible tonificar sus músculos para retrasar lo más posible el envejecimiento.

La medicina estética recomienda a partir de los 35 años, prevenir y tratar la deshidratación, la flacidez y los primeros signos de fotoenvejecimiento con ‘peeligs’ e hidratación intensiva.

La extrema delgadez de las tres capas que conforman su piel, la escasez de grasa en su filme hidrolipídico y la presencia de menos melanocitos explican el envejecimiento precoz del cuello, zona que evidencia el paso del tiempo con gran crudeza, con total sinceridad.

El cuello está casi desprovisto de soporte óseo y de fibras de colágeno que garanticen su elasticidad, además tan sólo cuenta con tres músculos para sostenerlo, características que dificultan su juventud.

La esteticista Felicidad Carrera advierte de que ‘todo los días deberíamos dedicar al cuello el mismo tratamiento que practicamos sobre el rostro: limpieza e hidratación. Lo ideal es utilizar algún cosmético específico para esta zona. Pero si no se posee, lo más práctico es aplicar la misma hidratante que la de la cara.

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Firmas de vanguardia como Shiseido o Annayake ofrecen soluciones concretas para mejorar y restaurar los daños que el paso del tiempo ha causado en el cuello.

SIGNOS DE ENVEJECIMIENTO DEL CUELLO.

  • Pérdida de tersura y luminosidad. Se produce a partir de los 30-35 años por el deterioro y la disminución de las fibras de colágeno y elastina en la capa dérmica.
  • Desarrollo de arrugas. La pérdida de elasticidad y de hidratación explican las arrugas transversales, que son las primeras en aparecer. La contracción del músculo plastima o cutáneo del cuello produce las conocidas bandas plastimales, que se desarrollan después y no en todas las personas.
  • Aparición de la sequedad. Los niveles hídricos descienden por las características fisiológicas de la zona, pero a esta predisposición hay que añadirle la disminución paulatina de estrógenos en la menopausia, que contribuye a secar la piel.
  • Cambios de coloración. La aparición de lentigos –manchas malánicas- o de pequeñas petequias –manchas rojas por vasodilatación o rotura de capilares superficiales- se ven agravadas por la exposición al sol.
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Los cordones verticales y los anillos de Venus en el cuello –arrugas típicas del cuello- se pueden prevenir iniciando tratamientos a edades tempranas o tratando estos problemas nada más que aparece, explican las doctoras Mar Mira y Sofía Cueto, expertas en medicina estética.

Estas doctoras recomiendan, a partir de los 35 años, prevenir y tratar la deshidratación, la flacidez y los primeros signos de fotoenvejecimiento con “peeligs” e hidratación intensiva.

El “peeling” consigue una renovación de la capa córnea y estimulan la regeneración celular, produciendo más fibras de colágeno y elastina, además de preparar la piel para tratamientos posteriores.

‘La hidratación intensiva consiste en introducir a nivel dérmico ácido hialurónico –un potente reparador cutáneo-, regeneradores de tejido, vitaminas oligoelementos y amioácidos que devuelven la tersura a la piel’, explica la doctora Mar Mira.

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EJERCICIOS EN CASA.

No olvide que un cuello estilizado y bonito es sinónimo de belleza, de elegancia. Por eso, además de limpiar, exfoliar e hidratar es impredecible tonificar sus músculos para retrasar lo más posible el envejecimiento.

  • Evite dormir con una almohada alta, ya que perjudica la musculatura del cuello. Si no puede, opte por una plana, siempre le favorecerá. Procure no leer tumbada en la cama con la cabeza aporrada en varios cojines, corre riesgo de sufrir alguna contractura.
  • Procure mantener el cuello en una posición erguida cuando camine o trabaje frente al ordenador.
  • Si desea tonificar los músculos del cuello y luchar contra la papada, forme una ‘O’ exagerada con la boca, durante cinco segundos, y sienta como todos los tejidos de la zona se estiran. A continuación practique con una ‘U’ y luego con una ‘X’. Repita cada gesto diez veces, cuatro o cinco días a la semana.

 

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